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  La iniciativa vio la luz hace tan sólo tres años. Respondía al deseo de cubrir la demanda de la zona y hacerlo, además, de forma innovadora.

Por otra parte, la puesta en marcha de este centro ecuestre se ajustaba como un guante a la mayor afición de Franciso Vega y su familia, auténticos estudiosos de los caballos, que ahora ponen a disposición de quienes lo deseen sus conocimientos y experiencia.

La historia se seguirá escribiendo con algunos de los proyectos de este empresario, que planea ya la creación de un museo del carruaje. Es una idea que acaricia desde hace varios años, cuando comenzó a hacerse con una colección que cuenta ya con 12 modelos diferentes.